Acordeón de chanquete

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TVE ha sabido seguir sacándole partido a su archivo y a la enésima reposición –nadie se pone de acuerdo de si es la décima o undécima– de la veterana serie dirigida por Antonio Mercero, que emitió ayer su último capítulo en La 2. Apenas priceó 9 millones de pesetas (fifty four.000 euros), pero tardó más de 16 meses en grabarse, del 21 de agosto de 1979 a diciembre de 1980 –lo que dejó fuera al actor Jorge Sanz porque sus padres no quisieron–. Los tres últimos capítulos, que concentran la intensidad del guión, han conseguido datos de audiencia que superan de media los espectadores de toda la cadena. Si bien tuvo una primera semana por debajo del 2,5% de cuota, las entregas posteriores han llegado incluso al 5,5% y desde el ecuador de la serie siempre ha estado por encima de la barrera del 4%, mientras que la media de La 2 en julio está en un three,2% de «share».La normalidad era esto, Torra de nuevo, ya anacrónico, como un personaje de Alfonso Arús con gafotas, y otra vez Junqueras, como si volvieran los besos de domingo de beata vieja o de Chanquete. El virus siempre fue político y la normalidad es, por supuesto, sobre todo una necesidad política.Bayona, este pueblo combina mar y montaña en una sóla panorámica. Su puerto pesquero, que en la Edad Media se utilizaba para la caza de ballenas, es hoy un lugar apacible donde el paisaje se mezcla con embarcaciones de todo tipo. El pobre Chanquete se fue hace ya 37 años, pero su memoria perdura no solo gracias a la serie Verano Azul si no al cariño con el que le recuerdan varias generaciones de españoles. Chanquete moría en 1982, pero son incalculables las veces que le hemos visto morir. Su fallecimiento tuvo lugar un 7 de febrero de aquel año y los jóvenes protagonistas de la serie sufrieron el impacto de la pérdida de un amigo. El resto de jóvenes españoles sufrieron en muchos casos la primera muerte de un ser querido.

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Además, pronto descubrimos la calidad humana de los nerjeños, que cooperaban con nuestro rodaje sin saber con claridad lo que hacíamos y de forma totalmente desinteresada. Aunque parezca una frase de cortesía obligada, es totalmente cierta. Con mucha frecuencia necesitábamos detener el tráfico cuando rodábamos, y ellos no solamente frenaban el vehículo, sino que paraban el motor. Se habían enterado de que el ruido molestaba para grabar con sonido directo, y cortaban cualquier sonido que incordiase. Pero no tenían ni la menor concept del impacto que podría tener la serie cuando se estrenara.