Pero el investigador lo atribuyó a una confusión puntual de Beethoven, que por entonces ya andaba mal de salud, y se centró en otros temas. “Lo que hice fue sacar un buen modelo teórico del metrónomo de Beethoven y empecé a comparar la fórmula con un metrónomo de verdad”, explica a Vozpópuli. Con aquel modelo podían calcular las posibles distorsiones, cambios del centro de masa o deformaciones producidas por una caída del aparato, por ejemplo. El metrónomo no deja de ser un péndulo que oscila más rápido si la masa está más abajo y más despacio si está más arriba.¿Y si en alguna de aquellas ocasiones se quedó desequilibrado y aquello explicaba las anotaciones sin sentido? “Probamos de todo, desde disminuir la masa, desplazarla, por si se había descolocado, e incluso probamos a inclinarlo, por si Beethoven la colocaba torcido sobre el piano”, apunta Iñaki. La chispa de genialidad que impulsó la nueva solución de Martín-Castro y Úautomotive es la anotación manuscrita “108 oder one hundred twenty Mälzel” (en alemán «¿108 o a hundred and twenty, Mälzel?») en la partitura authentic de la novena sinfonía.Sin embargo, otros compositores siguieron apostando por una interpretación musical más libre y expresiva, alejada de la precisión mecánica del metrónomo. BPM viene del inglés Beats Per Minute, este es el indicador de la velocidad del metrónomo, y quiere decir los “golpes por minuto” que lleva una pieza musical. El metrónomo es un dispositivo que marca un pulso de manera constante, para poder medir el tiempo en el que se encuentra la pieza musical.
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El tempo es tan esencial en la música contemporánea como en la clásica. En la música electrónica de baile, el conocimiento exacto del ppm de una canción es basic para los DJs a efectos del beatmatching (sincronización de ritmos). Por lo common, a lo largo de los últimos siglos el tempo ha sido indicado cada vez con un mayor grado de precisión por parte de los creadores de la música. Ello no obsta que elementos diversos entre los que podemos contar las capacidades técnicas del intérprete, las dimensiones del grupo, la acústica de la sala, etc. puedan inducir a aplicar criterios de tempo no del todo coincidentes con los que propone el autor. Paralelamente, los investigadores habían puesto en marcha otra aproximación para intentar conocer cuánto se apartaban las notas del compositor de lo que los músicos, a lo largo de estos dos siglos, han entendido como el “tempo” adecuado. Este enfoque, basado en el “saber de la mayoría” , parte de la premisa de que si las anotaciones del metrónomo estaban mal, el sentir colectivo de cuál era el “tempo” correcto podría dar una medida de la desviación.Andante grazioso incluye el adjetivo gracioso para concretar el automobileácter. La indicación metronómica precisa que hay que tocar a hundred and twenty corcheas por minuto, es decir, 2 por segundo. “Nuestra idea es que la ‘sabiduría de las masas’ es capaz de revelar el “tempo correcto”, simplemente porque la música pide ese “tempo”, por su propio lenguaje, implica cierta velocidad”, explica Almudena M. Castro. Los investigadores españoles Almudena M. Castro e Iñaki Úautomotive creen haber resuelto el enigma del metrónomo de BeethovenEn sus cartas expresaba el alivio que le producía librarse de “términos sin sentido” como “allegro”, “andante” o “presto” con los que se indicaba el ‘tempo’ hasta entonces.